viernes, 7 de diciembre de 2007

si tal vez no se puede

Mis uñas arañan el cielo
lo hacen tierra y barro.

Es tan difícil arrancar la piel que se pudre
tan difícil acariciar la muerte
amontonada en la sombra de lo que calla.

Despedirnos hasta la próxima luz.

Rescataré las últimas flores del otoño
que se ahogan esqueleto de jardines y ojos felices.

El mundo esta de rodillas
y yo sentada en el borde de la última célula de su pie izquierdo
en precipicio al charco de tanta lluvia.

El tiempo arrincona

y no llegamos
no llegamos.

Me araña la caída del cielo
camina callado
como un lago que sirve sus aguas en el iris
y se estanca

Diluvio que amanece de noche entre las olas
palabras
intento mordido en la tentación
alimentarnos de pecado.
Días que estrangulan somníferos
pintan en la ansiedad hormigas
que trabajan bajo la lengua
en las yemas de los dedos
entre camisas desiertas al borde de la cama.

Lamer el instante donde se promete que seremos tal vez
el borde de este olvido
como se desliza la saliva donde no se corre
y se corroe la encía
como se desgrana el vestido que no reconoce
el lugar de la caricia y se inunda
la noche sola
y se derrite
el cansancio
en dos silencios
que sepultan las goteras del adiós
y del dios que se asoma
a tu rostro dormido no te despiertes


(quedate conmigo)